jueves, 23 de agosto de 2012

Agosto en Madrid

         En los últimos años he tenido la suerte de poder coger las vacaciones veraniegas en el mes de julio,  reservando agosto para trabajar muy relajadamente en la ciudad, y cada año estoy más contento de mi elección.
         ¡¡ Qué calor hace en Madrid ¡! Lógico, estando en plena canícula lo raro sería que un manto de nieve cubriese la Villa, aunque con el cambio climático  nada es imposible. El calor se puede sofocar a base de bebidas frías, de aire acondicionado, pero sobre todo acudiendo a la piscina.  ¡¡ No tengo piscina ¡!  En mi bloque, mis vecinos son más agarrados que un chotis y tenemos un amplio terreno comunitario lleno de hierbajos y gatos silvestres… No importa, buscas a algún amiguete que quede todavía en la capital y que tenga piscina vecinal, te puedes ir a alguna pública o, como último recurso,  acudes a los chorros de agua micronizada de las charcas con aspiraciones playeras del Madrid Rio.   
         Como decía Joaquín Sabina en su canción “Como te digo una co, te digo la o”: ¡¡ joder con la crisis ¡!  ¿ Dónde está la crisis ? Si la situación económica está tan mal,  ¿ Por qué Madrid está medio vacío en agosto, la circulación es bastante fluida, se aparca sin problemas a partir de las tres de la tarde y, aparentemente, sólo los “guiris” pasean por las calles ?  Lo he comentado con otras personas: este año ha habido un retorno forzoso a los pueblos de nuestros abuelos, a los apartamentos playeros de nuestros familiares, a los campings que íbamos cuando éramos jóvenes… pero, en  Madrid, soportando los ardores asfálticos, no se ha querido quedar ni el tato.
         Madrid es una gozada en agosto, tiene una luz especial y paseando por sus calles se respira sosiego y tranquilidad. El Excelentísimo aprovecha las penúltimas migajas del exiguo presupuesto municipal para hacer algunas obrillas en las calles, más que nada por guardar las apariencias. Los vecinos aprovechan también para hacer reformas en sus viviendas, ya que se ha esfumado para muchos la posibilidad de cambiarse de piso por la situación económica y, hay que seguir viviendo en las mejores condiciones posibles. Pero a pesar de los trinos a primera hora de la mañana del martillo neumático o del compresor de gotelé, Madrid es mucho Madrid en agosto.

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